Tantas dudas sobre la visita de los nazis a Montserrat?.....
Himmler, el 23 de Octubre de 1940, respeto por las buenas a la Comunidad Monastica?.....
Antecedentes:
Las investigaciones que llevó a cabo la Ahnenerbe recuerdan al guión de alguna de las películas protagonizadas por Indiana Jones. La «secta» paracientífica creada por Heinrich Himmler recorrió el mundo en busca del origen del pueblo ario, de pruebas de su superioridad racial y de «objetos de poder» que le permitiesen dominar el planeta. La organización ocultista también estuvo en España. Los nazis creyeron que en nuestro país podrían encontrar alguna pista de esos preciados tesoros que los iban a hacer invencibles.
La Deutsches Ahnenerbe, o «Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana», fue una organización integrada en las SS como sección antropológica y arqueológica que investigó losorígenes misteriosos de la «raza aria». Liderada por el «reichführer» Heinrich Himmler, y dirigida por el coronel Wolfram von Sievers, convirtió el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, en su cuartel general y destino de las reliquias que recogía por todo el mundo.
De entre todos los «objetos de poder» que buscó la Ahnenerbe, la pieza más codiciada por la sección ocultista de las SS era el Santo Grial, que utilizó Jesús en la última Cena y que recogió su sangre cuando moría crucificado. Se supone que José de Arimatea lo llevó a Europa, y que los cátaros fueron los últimos en guardarlo en el Languedoc francés. Allí, en las ruinas de Montsegur, lo buscó infructuosamente uno de los miembros más destacados de la Ahnenerbe, el ocultista Otto Rahn. Tras el fracaso de este gurú del esoterismo nazi, Himmler visitó el monasterio de Montserrat y preguntó por el Cáliz. Como señala Rámila, el«reichführer» quiso visitar los pasadizos subterráneos de la montaña, muy cercana a Montsegur, pero el padre Ripol, que hacía de anfitrión, rechazó la solicitud.
Miguel G. Aracil cuenta en Himmler en Montserrat: en busca del Grial que el líder de las SS exigió ver todos los documentos del monasterio que estuviesen relacionados con el Cáliz. Ante la negativa del padre Ripol, Himmler gritó: «¡Todo el mundo en Alemania sabe que el Grial está en Montserrat!».
Aracil cuenta también que el «reichführer» se negó a besar la imagen de la Virgen negra de Montserrat, la Moreneta, y demostró su ignorancia cuando «mientras visitaba el museo del monasterio, al ver unos restos de un hombre íbero de grandes dimensiones, aventuró que se trataba sin duda de un guerrero nórdico. Cuando el padre Ripol le explicó que era un íbero, no un nórdico, el nazi aseguró enojado que los íberos eran oriundos del norte de Europa».
Otra fuente de información relata esta visita de forma diferente:
Una tercera versión sobre la misma historia:
Era el mismo día que Hitler y Franco se encontraban en la estación de tren de Hendaya. Hitler quería el apoyo de Franco para la guerra mundial. Y Himmler, en Monserrat, buscaba, al parecer, el Santo Grial, relacionando Montserrat con el mítico Montsalvat de las leyendas del caballero Parsifal (según el poema del siglo XIII de Wolfran von Eschenbach o la ópera de Wagner de 1882).
Himmler saluda a su anfitrión, el monje Andreu Ripol en 1940
Himmler llegó al monasterio acompañado de dos docenas de oficiales (detalle que recoge la teleserie española) y del general Karl Wolff, experto en esoterismo y ciencias ocultas.
Himmler habló con el monje Ripol, preguntándole por el Grial o el Santo Cáliz, o la relación del monasterio con Perceval o Parsifal. Ripol le respondió que no había nada de eso en el monasterio.
Cuando Himmler se dedicó a comentar que Jesucristo no era judío, sino ario, y a tratar de justificarlo con fantasiosas genealogías. Himmler aseguraba al monje que según sus estudios arios los judíos eran descendientes de Esaú -el hermano "malo"- mientras que los descendientes del otro hermano, Jacob, eran arios. El joven monje, por supuesto, le llevó la contraria de forma tajante.
Para acabar la visita, el monje le explicó que la gran reliquia del monasterio era la imagen de la Virgen de Montserrat, una talla románica del siglo XII, venerada durante 8 siglos. Le explicó que era tradición subir al camarín de la Virgen a besarla. Himmler se negó a hacerlo y comentó que ellos (los nazis) acabarían con "esas supersticiones".
Himmler llegó al monasterio acompañado de dos docenas de oficiales (detalle que recoge la teleserie española) y del general Karl Wolff, experto en esoterismo y ciencias ocultas.
Himmler habló con el monje Ripol, preguntándole por el Grial o el Santo Cáliz, o la relación del monasterio con Perceval o Parsifal. Ripol le respondió que no había nada de eso en el monasterio.
Cuando Himmler se dedicó a comentar que Jesucristo no era judío, sino ario, y a tratar de justificarlo con fantasiosas genealogías. Himmler aseguraba al monje que según sus estudios arios los judíos eran descendientes de Esaú -el hermano "malo"- mientras que los descendientes del otro hermano, Jacob, eran arios. El joven monje, por supuesto, le llevó la contraria de forma tajante.
Para acabar la visita, el monje le explicó que la gran reliquia del monasterio era la imagen de la Virgen de Montserrat, una talla románica del siglo XII, venerada durante 8 siglos. Le explicó que era tradición subir al camarín de la Virgen a besarla. Himmler se negó a hacerlo y comentó que ellos (los nazis) acabarían con "esas supersticiones".
Otra visión diferente contada por uno de los monjes que estuvo presente:
Simultáneamente, Himmler, que se encontraba unos días antes en Madrid para concretar las condiciones de esa reunión, se dirigió a Barcelona donde sería recibido en el aeropuerto por el alcalde, Miguel Mateu i Pla. Todas las calles de la ciudad se cubrieron de banderas nazis para recibirlo y tras almorzar en el lujoso hotel Ritz, se asomó en el balcón de su suite para saludar a la multitud que entre vítores y aplausos se agolpaba en la Gran Vía. Después, se dirigió a la abadía de Montserrat (a poco más de 50 kilómetros de distancia) pero, ¿cuál podía ser el motivo de que el líder de una organización integrada en las SS como la Deutsches Ahnenerbe y compuesta por arqueólogos y antropólogos al servicio del ocultismo nazi quisiera ir a ese monasterio? La respuesta la encontramos en la búsqueda del Santo Grial y conocemos los detalles de ese viaje gracias al testimonio del padre Andreu Ripoll Noble, que sesenta y dos años después, la recordó desde la residencia geriátrica de Barcelona donde se encontraba.
Himmler, obsesionado en demostrar que la raza aria era superior al resto, se ofuscó en encontrar esos mitos que no eran más que leyendas. Dirigiendo la Ahnenerbe desde el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, recorrió el mundo en busca de esas reliquias que darían el “poder definitivo” al Tercer Reich para ganar la guerra: la Lanza del Destino, con la que el romano Longinos hirió en el costado a Cristo y que suponían se encontraba en el Museo Hofburg de Viena; la Piedra de Scone, sobre la que se coronan los reyes de Inglaterra y que intentó robar de la abadía de Westminster, y la más codiciada de todas, el Santo Grial, utilizado por Jesús en la última Cena y que recogió su sangre mientras era crucificado.
Desde que se nombra el Santo Grial en el evangelio apócrifo de Nicodemo son numerosas las referencias que se tienen de él, en especial en la literatura medieval franco-germánica y con la inacabada obra Perceval o el cuento del Grial (1190) de Chrétien de Troyes, en la que se introduce el mítico mundo de la corte del rey Arturo y la búsqueda del Grial. Pero será el compositor Richard Wagner quien en su adaptación operística sobre la versión Parzival de Eschenbach (siglo XIII) la situaría en los Pirineos. Muchos dirigentes nazis acudían en julio al Festival Wagneriano de Bayreuth, identificando el Montsalvat que se menciona en Parsifal con la montaña de Montserrat (aunque algunos la buscaron antes infructuosamente entre lasruinas de Montsegur, en Francia). Es posible incluso que años antes lo asociaran con la catedral de Valencia, pero se piensa que unos judíos de Amberes, semanas antes de que estallara la Guerra Civil Española, encontraron al canónigo de la catedral valenciana don Elías Olmos ofreciéndole ocho millones de pesetas y un pasaporte para huir del país a cambio del Cáliz que puso a salvo. Los nazis, susceptibles como eran, descubrieron en el canto místico catalán del Virolai, de mossén Cinto Verdaguer, un mensaje encriptado que reforzaba sus conjeturas: “… mística fuente del agua de la vida…”.
Los monjes no deseaban entrar en contacto con los nazis y tanto el abad titular Antoni Maria Marcet como su colaborador Aureli Maria Escarré no quisieron estar presentes en la bienvenida. Es entonces cuando le asignan el cometido al joven Andreu Ripoll que además sabía hablar perfectamente el alemán.
Ripoll recuerda que ese encuentro duró solo unas horas pero en ese tiempo pudo comprobar la singular interpretación de Himmler sobre la Biblia al considerar a Jesús de raza aria y su inusitado interés por encontrar la reliquia. Mientras que el religioso quería enseñarle la abadía, el líder nazi no solo no mostró ningún interés en ello sino que se negó a besar a laVirgen negra, la Moreneta, exigiendo ver todos los documentos relacionados con el Cáliz que estuvieran guardados en la biblioteca del monasterio.
Tras la visita se fue como vino, sin ninguna prueba de la presencia de la reliquia en ese lugar, pero el frío trato recibido por parte de los religiosos no pasaría inadvertido a Franco que les “llamaría al orden” por considerar que Himmler era una de las personas más importantes del Tercer Reich y debía ser tratado con más consideración.
Este singular encuentro es probable que permaneciera en el olvido a no ser por el testimonio, muchos años después, de Andreu Ripoll. Y es que tal como dijo Himmler a sus anfitriones… ¡todo el mundo en Alemania sabe que el Grial está en Montserrat! aunque aquí, en Montserrat, nadie sabía nada.
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